A11      EL BURRO DE LOS MINEROS

    D os   mineros   habí­an estado trabajando solos en   la   montaña durante 6 meses. Como es obvio, ambos tení­an evidentes   necesidad de   sexo y por lo tanto se ponen de acuerdo en bajar a la   ciudad mas   cercana, con el fin de realizar lo que podrí­amos llamar   una reunión higiénica, con la cortesana del lugar.

Tomada  la decisión, comienzan los  sencillos  preparativos. Llenar  las alforjas del burro con alguna ropa, alimentos  y  emprender la marcha.

Dos dí­as después, los mineros llegan al pueblo y le  preguntan al primer parroquiano que encuentran:

  -Señor, me podrí­a decir donde se encuentra el prostí­bulo.

-Prostí­bulo?; mire Señor, aquí­ tenemos solo una mujer que realiza esos servicios, en su rancho de las afuera de la ciudad y para colmo es ciega.

-La  verdad es que con la necesidad que tenemos, no nos  vamos  a fijar en detalles.

Al  ratito  no mas, los dos mineros y el burro llegan  a  la casa  de la cieguita,  uno de los mineros se queda afuera con el burro, mientras el otro satisface su instinto.

El burro, a todo esto, percibe el olor de la cieguita que no era precisamente muy limpia y comienza a ponerse nervioso y tirar coses al aires.

Cuando entra el segundo minero, el burro ya esta medio loco, de manera que cuando este sale, los mineros dialogan entre si:

-Mira   esta animal como está. Tenemos que encontrar alguna solución a este enorme problema.

-Y  si  lo mandamos al rancho, total la cieguita no se va  a  dar cuenta.

    D icho y hecho, llevan al burro al rancho sigilosamente y lo largan   en la cama con la cieguita. Un rato después, uno   de   los mineros habla con la cieguita para abonarle por su trabajo:

  -Bueno, cuanto le debo.

-Por los dos primeros son 500$ cada uno. El de la campera de cuero que venga cuando quiera que no le cobro.

                 A12       LA GATA ESPAÑOLA

  Coca,   una   primorosa gatita habí­a llegado   desde   España   y tení­a locos a todos los gatos del barrio con sus modales finos   y delicados,   de modo que pocos se animaban a conversar   con   ella.

Justamente   ese   dí­a Pete, uno de los más brutos, se encontraba tratando de mantener una conversación con la gatita, para   entrar en confianza:

  -Hola Coca, que te parece si salimos a caminar por la calle.

-No se dice calle, se dice acera.

-Bueno está bien, de que quieres charlar.

-No se dice charlar, se dice conversar.

-Ufa,  está bien conversar.

Coca,   se   da   cuenta que estaba molestando a   Pete   con   su mojigaterí­a y antes que este se enoje definitivamente, le   propone:

  -Oye Pete, que te parece si cojemos un ratón.

-No se dice ratón se dice rato.

                A13                   EL GATO SIN BOTAS

Dos   gatos   adultos se encuentran reunidos en   una   esquina, cuando se acerca un gatito con ánimo de   divertirse,   pero   sin saber cómo:  

-Hola, que cuentan; que podrí­amos hacer para divertirnos un rato.

-No se pibe, mira lo único que se me ocurre es ir a cojer con  la Flora. Pero si nos ve a los tres es seguro que se va a asustar. Creo que  lo  mejor  es que toque el timbre uno solo y  los  otros  se queden escondidos, en cuanto abra la puerta, nos metemos los tres y listo.

-Si, si, vamos a cojer a la Flora, vamos, vamos.

-Bien  pibe,  pero  me parece que vos sos muy  chico  para  estas cosas.

-No, que voy a ser chico, vamos, vamos a cojer.

Los tres gatos se van a la casa de flora. Uno toca el timbre y los otros dos se quedan escondidos. Flora atiende por la   mirilla   de   la   puerta y se encuentra bien   dispuesta   para   aceptar diversión con un solo gato; pero cuando abre la puerta y se   encuentra con   tres, se asusta pero en lugar de correr hacia dentro   de   su casa,   lo   hace hacia afuera. Y nuestros amigos se largan   en   su persecución; los dos grandes adelante y el mas chiquito atrás.

Y dan una vuelta manzana, otra y otra más, hasta que el  más pequeño muy agitado exclama:

  -Muchachossss, yo cojo una vuelta más y paro, porque se me   están pelando las patassssss........

          A14                   EL BURRO Y EL MONITO

Un barco de transporte de animales naufraga y solo se salvan un burro y un mono, que llegan nadando hasta una isla desierta. Los primeros meses de convivencia fueron buenos, sobre   todo porque   estaba viva la posibilidad de rescate. Pero a medida   que pasaba el tiempo y perdí­an la esperanza de volver a la   civilización, su carácter se volví­a osco. Era evidente para ambos que   no soportarí­an por más tiempo la falta de sexo.

El  burro no se animaba a tratar el tema, habida cuenta  que sabí­a  que en una relación homosexual el que salí­a perdiendo era el mono. Dimensionalmente hablando, sus pasiones eran poco comparables.

El monito no querí­a tomar la inevitable decisión final. Pero las furtivas y codiciosas miradas del burro, le hicieron comprender;  que  el poderoso siempre consigue lo que  quiere,  por  las buenas o por las malas. El mono, muy inteligente él, tomo la  iniciativa y dialogó por fin con el burro:

  -Muy bien, llegó el momento; sé que tengo que tomar una   decisión heroica, pero no voy a escapar a mis responsabilidades. Te ofrezco que tengamos una relación homosexual.

-Lo  lamento mucho, dijo el burro, pero no queda otra posibilidad. Sin  embargo,  como reconozco  que  tu decisión enaltece a tu raza; me  ofrezco  como voluntario para hacer el papel de hembra, durante la primer semana, pero la semana siguiente me toca a mí­.

El  burro  habló con convicción y cumplió con su  palabra  sin chistar.  Y  el monito tuvo lo suyo; fue una  semana  inolvidable después  de  tanto tiempo de austeridad. Pero la  semana  pasó y llego el dí­a del sacrificio. Se ubicaron al lado de un árbol y el monito se agarró bien del tronco y abrió temblorosamente sus patitas  peludas. Se ubicó el burro en posición y muy lentamente comenzó a penetrar  al mono. Pero de inmediato se escucho un grito desgarrador del mono:

  -Poneme las bolitassssssss!!!!!!.Poneme las bolitasssssss!!!!!!!

-Pero  si  apenas te puse la cabeza y ya estas  gritando  de  esa forma, como querés que te la ponga hasta las bolas.

-Nooo, las bolitas de los ojos que se me salieron de órbita.

            A15            EL MONO ASTRONAUTA

La escena se desarrolla en una cápsula espacial. La   tripulación es francamente extraña, una persona y un mono. El mono tiene un uniforme con galones de capitán y el hombre un clásico uniforme con pantalón negro y saco blanco con galones de cabo. El mono tení­a cara de   sabio y   el hombre   una cara angulosa, con pobladas cejas y una descuidada e hirsuta barba, recordaba a un caverní­cola.

El mono está sentado frente a un monitor de  computadora  y está enfrascado en una maniobra de acercamiento a un satélite  de comunicaciones. El hombre también sentado en una  butaca  tiene frente  a si un tablero muy simple con una sola luz roja que se encuentra apagada y una chicharra.

El  mono  realiza la maniobra con gran solvencia  cuando  de improviso su pantalla se pone roja y aparece un aviso de colisión con un meteorito. Si dudar el mono toma el control manual de la cápsula y realiza una maniobra de evasión evitando  la  eminente colisión.

Durante  toda esta peligrosa maniobra el hombre se muestra totalmente ajeno a los hechos, con evidente confianza en el conocimiento del mono y sumamente atento a su tablero que justamente en ese momento enciende  la  luz roja y hace sonar la chicharra.  El  hombre  se levanta de inmediato se despereza y dice:

  -buenoooo, llegó la hora de darle de comer a la bestia.